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¿Cuántas veces has oído eso de que en España los horarios son las más irracionales del mundo? Terminando de comer cuando otros ya preparan la cena, preparando la cena cuando otros están yéndose a dormir. Y levantándonos de la cama cuando en otros países ya están entrando a trabajar.

Pero, ¿y si fueran nuestros relojes los que están mal, mientras nosotros mantenemos, escrupulosos, nuestro ritmo circadiano, comiendo y durmiendo cuando el sol nos “pide” comer y dormir? A continuación, exponemos las razones que podrían explicar por qué se come tan tarde en España, por qué Spain is different, también para el horario.

El cambio de hora de Franco

Una mujer con un reloj
El horario nos trae de cabeza en España desde hace 80 años – Fuente: Unsplash

El BOE del 8 de marzo de 1940, un año después de terminar la Guerra Civil y en plena II Guerra Mundial, incluía una singular orden que cambiaría nuestros relojes durante los siguientes 80 años. “Considerando la conveniencia de que el horario nacional marche de acuerdo con los de otros países europeos, y las ventajas de diversos órdenes que el adelanto temporal de la hora trae consigo, dispongo: el sábado 16 de marzo, a las 23 horas, será adelantada la hora legal en sesenta minutos”.

Aquel 16 de marzo de 1940, a las 23.00 horas fueron las 00.00. Y, además, se suspendió el también polémico cambio de hora de verano e invierno que no se recuperó hasta 1942. De esta forma, durante el verano, los españoles se encontraron con que el reloj ya no marcaba lo que nos decía el sol, lo que nos decía nuestro ritmo circadiano que es manejado esencialmente por la presencia o no de luz: la luz es la que influye en nuestro cerebro para generar somnolencia entre otras sensaciones. Sin luz nos entra sueño… otras cosa es que no vayamos a dormir.

Y así fue como a los españoles les empezaron a entrar ganas de comer “más tarde” y empezaron a dormir “más tarde”. Que sería aún más tarde en verano, cuando se sumaría otra hora más desde 1974, fecha en la que se impuso definitivamente el cambio horario estacional.  En este sentido, se da la particular circunstancia de Galicia, que es detallada de esta forma en este interensantísimo artículo de Pere Planesas, astrofísico del Observatorio Astronómico Nacional:

“En verano, con la implantación del horario adelantado del que se hablará a continuación, se da la circunstancia de que en algún municipio la diferencia entre el mediodía solar verdadero y las 12h oficiales llega a exceder los 160 minutos. Sólo en el oeste de China se supera tal desfase”. Están contentos los gallegos…

Las razones por las que Franco y los suyos decidieron cambiar el horario merece capítulo aparte, aunque buena parte de los historiadores señalan que se debe al deseo de diferenciarse de la vecina Portugal y estar en consonancia con la Alemania de Hitler.

No obstante, Pere Planesas, sostiene que “en la práctica, supuso un cambio permanente de la hora oficial de España adoptando, sin decirlo y, posiblemente, sin planearlo, la del huso horario +1 para la península y las islas Baleares y la del huso horario 0 para las islas Canarias”.

Y es que Hitler y su Tercer Reich estallaron por los aires cinco años más tarde de aquel cambio horario, Franco murió en 1975 y nosotros seguimos fieles a la hora de Berlín. ¿Por qué? Buena pregunta.

El horario de invierno y el horario de verano

Restaurante
Restaurante en Salamanca – Fuente: Unsplash

España adoptó por vez primera el “horario de verano” en 1918 debido, al parecer, a la escasez de carbón y el aumento de productividad. Como muchas personas tenían dos trabajos, el hecho de que anocheciera más tarde mejoraba esa productividad. Desde entonces, el ahorro energético ha sido la razón esgrimida para alterar el ritmo biológico de los ciudadanos españoles, año tras año, durante casi un siglo. Ahora queremos que el carbón escasee pero estamos peleados con el gas natural.

A nivel internacional, este cambio de hora comenzó a ser recomendado por uno de los Padres Fundadores de los Estados Unidos: Benjamin Franklin. Un siglo más tarde, el empresario George Hudson presionó para que se llevara a cabo, pero no fue hasta el 20 de abril de 1916 cuando el Imperio Austrohúngaro y Alemania lo impusieron, de nuevo en un contexto bélico: y es que las guerras lo cambian todo, hasta las manecillas de los relojes.

Desde entonces, diversos países experimentaron con el cambio de hora. En España se aplicó entre 1918 y 1920, entre 1925 y 1930, entre 1942 y 1950, y, definitivamente, desde 1973, tras la crisis del petróleo que llevó a buena parte del mundo occidental a imponer medidas como esta para el ahorro energético.

Así las cosas, durante el verano, en España vamos con dos horas de retraso. Y todo ello, lógicamente, tiene sus consecuencias en nuestro ritmo biológico. Pero, ¿son los dichosos cambios de hora la única explicación de por qué comemos tan tarde en España?

La singularidad cultural española

Trucos Restaurantes
Fuente: Unsplash

Al margen de las vueltas con el huso horario que nos correspondería según el meridiano de Greenwich —una hora menos como en Portugal o Canarias— y del horario de verano e invierno, no son pocos los que consideran que, aunque cambiemos la hora, seguiríamos comiendo más tarde que nuestros vecinos.

Se esgrime, en este sentido, nuestra afición por la sobremesa, por dar gran importancia a la comida frente a la cena, y a la vida social en las calles en buena parte de las ciudades y pueblos del país. Si en otras ciudades del mundo no hay un alma por la calle a las 23.00 es lógico que la gente ya está recogida en sus casas. Pero, en España, hay gente que tiene reserva a esa hora en su terraza, porque es en ese momento cuando “comienza la noche”.

¿Y hasta cuándo comeremos “tan tarde” en España?

Restaurante
Terraza en Sevilla – Fuente: Depositphotos

Mientras el horario no cambie, mientras el cuerpo aguante. Por el momento, no hay planes de adaptar el reloj a nuestro huso horario según Greenwich ni de abandonar el cambio de hora… al menos hasta 2026, fecha en la que, según el BOE, seguiremos teniendo, como mínimo, cambio de hora entre invierno y verano.

Aunque hace unos años sonó con fuerza el final de los cambios de ahora estacionales, tras una consulta en la Unión Europea, todo quedó en agua de borrajas y seguimos igual. Puede que la crisis energética influya y que no sea el mejor momento para dejar los cambios, aunque cada vez son más los expertos que dudan de que el supuesto ahorro sea realmente relevante.

En España, según señala Pere Planesas, no tendría un objetivo tan “ahorrativo”, sino todo lo contrario: “La mayor justificación para mantenerlo (el horario de verano) parece ser el incremento de tiempo para el ocio y el turismo, por la mayor actividad económica que ello conlleva al incrementar el consumo de bienes y servicios”.

Y es que el cambio de hora no solo retrasa (presuntamente) nuestra hora de comer, sino que altera el sueño. Y España es uno de los países de Europa occidental que menos duerme según este estudio de Public Health Maps.

Dormimos 20 minutos menos que los británicos y 16 minutos menos que los franceses, pero 4 minutos más que los italianos, y 6 más que los rusos. Por cierto, si miramos hacia Oriente, igual alucinamos: en Japón duermen casi una hora menos que nosotros. Y, sin embargo, en ese país la longevidad de sus ciudadanos es legendaria. Quizás el secreto sea ese, dormir poco…

Patatas bravas
¿Cualquier hora es buena para unas patatas bravas? Fuente: Unsplash

Ahora bien, si dejamos de cambiar el horario entre invierno y verano, ¿con cuál nos quedamos? Seguro que prefieres el de verano por eso de que anochece más tarde, más horas de sol y demás. Pero más horas de sol a la tarde, porque por la mañana son menos. Y es que las horas de sol son las mismas, la cuestión es cómo las estructuramos en nuestros relojes.

Pero los expertos no tienen dudas: el horario a mantener en España debería ser el de invierno, lo cual tienen toda la lógica del mundo si hablamos de ritmo circadiano y ciclos de luz y oscuridad. Y es que, si no, a lo mejor terminaremos comiendo a las 17.00, viendo en las noticias a las 11 de la noche y durmiendo a las 2 de la mañana.  Y a ver quién nos despierta después para trabajar, que no somos japoneses.

Al fin y al cabo, quizás lo mejor sea deshacernos del reloj y comer y dormir cuando nos lo pide el cuerpo… y la mente. Tal vez así pudiésemos tener ese horario “racional” que, con un reloj en la muñeca, es imposible de lograr en España.

No obstante, a nivel práctico, para Planesas, “el problema del mantenimiento de la doble hora de verano actualmente en vigor en España debe ser abordado en términos de esta tercera armonización (la de los horarios laborales, escolares y administrativos y, consiguientemente,los familiares y sociales). Incluso podría llegarse a unificar la hora oficial en España, adoptando la de las islas Canarias“.