Si los fenicios revisaran los artículos históricos que se han escrito sobre ellos sentirían una mezcla de orgullo y estupefacción ya que no sabrían por dónde empezar a la hora de corregir los errores en la interpretación de su historia cultural. Y es que la historia de los fenicios es una de las más complejas de abordar entre las grandes civilizaciones antiguas debido a la falta de fuentes arqueológicas en su metrópoli ubicada entre las actuales Siria y Líbano.
De cualquier forma, los fenicios (o cananeos) ocupan un lugar de privilegio en la configuración de la historia antigua de Occidente gracias a su inapelable maestría como navegantes y sus legendarias habilidades comerciales. Para recordar a los fenicios, elaboramos una breve reseña histórica y recorremos algunos de sus paradas más célebres en la península ibérica: de Cádiz a las Rías Baixas, y de Almuñécar a Ibiza, pasando por Mazarrón, Málaga o Linares.
El gobierno ‘púrpura’ del Mediterráneo, un viaje al corazón de Fenicia
¿Os imagináis que vuestra historia la escribiera vuestro vecino del quinto, con el que siempre habéis tenido una “gran rivalidad”? Pues algo así es lo que les ha pasado a los fenicios a lo largo de los siglos con el añadido de que ese “vecino” (griegos y romanos), no convivió en origen con ellos, ya que cuando llegó al edificio, los fenicios ya llevaban bastante tiempo viviendo allí y no tardarían demasiado en mudarse para no volver.
Y es que, para empezar, la historia clásica de los fenicios está marcada por dos interpretaciones equívocas: su nombre y su cohesión interna. El término fenicio deriva del griego phoínikes asociado, al parecer, a los tintes de color púrpura con los que comerciaban. Pero, además, hay que considerar el hecho de que Fenicia nunca fue una entidad política unida, sino fragmentada a través de diversos reinos o ciudades-estado. Pero eso sí, les unía un pasado y una cultura común.
El corazón de Fenicia ha de buscarse en la bíblica Canaán, entre Palestina y la granja costera de Siria y la actual Líbano. Pero si la historia clásica siempre ha señalado que las ciudades fenicias fueron fundadas por un pueblo llegado de Oriente, los historiadores modernos consideran que su origen está en una cultura preexistente radicada en la histórica Canaán, por lo que la denominación de este pueblo debe ser cananeos, los habitantes de Canaán.
Historiadores griegos y romanos tendieron a resolver las dudas de forma práctica y decidieron que todos eran fenicios, incluso los “modernos” púnicos y cartagineses occidentales, cuyas ciudades habían sido fundadas por navegantes procedente del Oriente Próximo. Así pues, parece demostrado que los fenicios no se llamaban a sí mismo fenicios.
Si a las ambivalencias de las fuentes escritas unimos la falta de huellas físicas en la metrópoli, y la labor arqueológica que siempre ha sido complicada por las habituales crisis bélicas de la zona del actual Líbano, tenemos como resultado estas dificultades interpretativas.
Lo que sí sabemos de los fenicios
Sea como fuere, para un panorama rápido de su historia, debemos quedarnos con lo que sí sabemos o, al menos, inferimos, especialmente por los hallazgos arqueológicos occidentales. Fueron unos pioneros en el arte de la navegación que los llevó al otro lado del Mediterráneo siempre con un objetivo comercial y económico más que prestigioso y mesiánico. No querían “conquistar”, sino hacer negocio —otra forma de conquista un poco más sutil—, razón por la que tampoco prestaron mucha atención en dejar un legado en sus colonias occidentales.
Pero su cultura fue calando en los pueblos con los que entraron en contacto, mostrando sus numerosas habilidades, más allá del comercio y la navegación. Así, por ejemplo, ellos fueron los responsables del alfabeto fonético que influyó en los griegos y fue el origen para buena parte de los alfabetos occidentales.
Su religión es una de las fuentes que usan los historiadores modernos para investigar el verdadero origen de estos pueblos del mar con un panteón en el que destaca la Astarté de la ciudad-estado de Sidón, la diosa de la fecundidad, Baal, el dios de la lluvia y la guerra que también aparece en la Biblia, o Melkart, el dios de la ciudad de Tiro, una de las más importantes de la costa fenicia.
A nivel artístico, no sabemos apenas nada de su literatura, pero fueron muy hábiles en la confección de joyas y piezas de vidrio. De hecho, una de las razones de su febril actividad comercial fue lograr los metales que no podían encontrar en la metrópoli.
Los fenicios en España: una ruta siguiendo sus huellas
Hace poco más de un año se presentaba en Cádiz la interesante exposición La ruta de los Fenicios en España. Itinerario cultural del Consejo Europa que abordaba la presencia de estos pueblos en la península ibérica dentro de la iniciativa del Consejo de Europa Ruta de los Fenicios que tiene por objetivo “propiciar el diálogo intercultural mediterráneo”.
Cádiz
Y no podemos empezar nuestra propia ruta fenicia hispánica en otro sitio que no sea la mítica Gadir. Y es que los fenicios fueron los primeros pueblos colonizadores llegados del Mediterráneo oriental. Efectivamente, antes de que llegaran griegos, cartagineses y romanos, ya en el IX a.C., los fenicios llegaron a la costa peninsular fundando Gadir.
Marcada por su estratégica situación comercial y militar, entre el Atlántico y el Mediterráneo, los fenicios de Tiro no tuvieron dudas de que el tómbolo gaditano era ideal para establecer su primera colonia en el extremo occidental del Mediterráneo. El yacimiento arqueológico de Gadir es un lugar imprescindible para empezar a entender la presencia de los fenicios a este lado del Mediterráneo.
Málaga
Los tirios del Mediterráneo oriental no tardaron en fundar otra colonia más al este, la llamada Malaka que podría derivar de factoría o sal. Lo que era evidente es que esta colonia fue clave para la explotación metalúrgica con acceso a yacimientos de plata y cobre, así como la producción de púrpura y salazón.
La tumba del guerrero expuesta en el Museo de Málaga se considera perteneciente a un mercenario griego al servicio de la Malaka fenicia. Así mismo, en algunos puntos de la ciudad, como el Palacio de Buenavista que acoge el Museo Picasso, se custodian restos de la primitiva muralla fenicio.
Rías Baixas
Antes de seguir rumbo al este, una parada en un lugar tradicionalmente poco asociado a las colonizaciones: Galicia y sus Rías Baixas. Pero es que los fenicios no daban puntada sin hilo si se trataba de buscar los mejores lugares para comerciar: en el norte buscaban estaño.
Desde el siglo VIII existen vestigios de contactos con el noroeste peninsular como vemos en yacimientos como O Castro (Ribadumia), A Lanzada (Sanxenxo), el monte de O Facho (Cangas) y el castro de Alobre (Vilagarcía de Arousa).
Almuñécar
No se puede entender la historia fenicia en la península ibérica sin pasarnos por Almuñécar, localidad que hace 2700 años fue colonia fenicia con aquel nombre imposible de olvidar: Sexi. La necrópolis fenicia de Puente Noy es la joya de la corona de los yacimientos de la localidad granadina. A ella hay que añadir, entre otros yacimientos, la necrópolis Laurita.
Linares
Pero la influencia fenicia no solo se circunscribió a la costa, aunque es evidente que los mercaderes orientales no estaban muy interesados en grandes conquistas como sí desearían otros pueblos posteriores.
Prueba de su influencia interior es la ciudad íbera de Cástulo que se convirtió en una ciudad estratégica de domino cartaginés, cuya capital, no olvidemos, también fue fundada por los tirios en la actual Túnez. Tanto el conjunto arqueológico de Cástulo como el Museo Arqueológico de Linares son paradas obligadas para entender la relación entre pueblos como Tartessos, íberos o los propios fenicios.
Mazarrón y Cartagena
Región de Murcia también es parada en esta ruta fenicia porque custodia varios de los vestigios más famosos de la presencia de los fenicios en la península ibérica como es el caso del Pecio Barco Fenicio Mazarrón II que sigue bajo las aguas del litoral mazarronero y el Centro de Interpretación Barco Fenicio de Mazarrón, así como el Mazarrón I que se expone en el Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena.
Ibiza
Y finalizamos por todo lo alto esta ruta siguiendo las huellas de los fenicios por España acercándonos a Ibiza, que nunca es una mala escala. Pero no se trata de una excusa para visitar la pitiusa, sino de un fundamental yacimiento fenicio que se ubica en Sa Caleta, formando parte del sitio Patrimonio de la Humanidad Ibiza, biodiversidad y cultura.
Se trata una pequeña península del sur de la isla usada como puerto natural. Y es que Ibiza también fue una escala clave desde las metrópolis de Oriente, cuando aquellos fenicios dominaron como puño de hierro el Mediterráneo.
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