Los Cameros es La Rioja serrana, austera y nómada, aquella que, durante siglos, se vinculó a la trashumancia conduciendo grandes rebaños de ovejas merinas hacia los territorios del sur mientras al norte, en el llano, la agricultura y el vino se iban convirtiendo en el símbolo de la región.
Pueblos como Lumbreras, Villoslada y Ortigosa en el Camero Nuevo o Soto, Jalón y Leza en el Camero Viejo son hoy los testigos de aquella “otra” Rioja que también es historia y cultura de esta tierra. Acompáñanos en este recorrido por Los Cameros, descubriendo la cara menos conocida de La Rioja.
Descubriendo Los Cameros, la Rioja montaraz
Si coges un mapa físico de La Rioja verás que existen dos zonas muy diferenciadas: por un lado, el norte marcado por el llano que se extiende por las comarcas de Haro, Santo Domingo de la Calzada, Nájera, Logroño, Calahorra y Alfaro, y la zona montañosa del sur de la región desde Ezcaray y Anguiano hasta Arnedo y Cervera, pasando por los Cameros.
Esta comarca se divide en dos subcomarcas: el Camero Nuevo, más grande y poblado, circunscrito al valle del río Iregua, y el Camero Viejo recorrido por el río Leza, ambos afluentes del Ebro. Incluso existe un municipio que forma parte histórica de esta tierra, pero hoy no pertenece a La Rioja, sino a Soria: Montenegro de los Cameros, cerca de Villoslada.
Aunque existen dudan acerca de la etimología del término que designa esta comarca, se acepta que procede de los primeros pobladores de la zona: cántabros y berones, estos últimos formando un pueblo prerromano de origen celta del entorno del Ebro.
Recorriendo los pueblos del Camero Nuevo
Para comenzar nuestra visita al Camero Nuevo, hemos decidido tomar la N-111 desde Soria. Y tiene su explicación ya que, tras pasar el túnel de Piqueras, llegamos a Venta de Piqueras en pleno parque natural de la Sierra de Cebollera. No se trata de un pueblo, sino un enclave que acoge varios espacios que nos narran la historia de esta tierra.
Para empezar aquí se encuentra el Centro de Interpretación de la Trashumancia, actividad fundamental en Los Cameros definiendo el modo de vida de sus habitantes durante más de 700 años. Seguro que has oído hablar de la oveja merina: pues durante siglos Los Cameros fue uno de los principales territorios de explotación de la lana de esta oveja que se exportaba a buena parte de Europa.
Desde que el territorio fue nuevamente controlado por los cristianos, el impulso de la ganadería en Los Cameros fue imparable constituyéndose el famoso concejo de la Mesta, uno de los gremios más importantes de Europa en la Edad Media, siendo considerada la primera asociación corporativa ganadera del continente.
Pero desde finales del XVIII, las nuevas políticas de la Ilustración acaban con los privilegios de la Mesta: es el principio del fin del esplendor de Los Cameros que, poco a poco, entra en decadencia perdiendo población y dinamismo hasta nuestros días: hoy, poco más de 2.500 personas viven en una superficie de más de 850 kilómetros cuadrados con una densidad de población ínfima, 3 habitantes por kilómetros cuadrado: así es la España vaciada.
Pero en Venta de Piqueras también podemos palpar el futuro de esta tierra que lo marca la recuperación de la Hermandad de las 13 Villas del Camero Nuevo, la mancomunidad formada por esos 13 municipios que se encarga de promocionar este territorio para que deje ser la cara oculta de La Rioja.
Seguimos hacia el norte por la N-111 pasando San Andrés —desde donde luego tomaremos la LR-250 para recorrer el Camero Viejo— y el embalse de Pajares para llegar a Lumbreras, municipio que incluye las pedanías de El Hoyo, El Horcajo y las propias San Andrés y Pajares. Destaca El Horcajo, una preciosa aldea de un puñado de casas a la que se puede llegar siguiendo el Sendero de Lumbreras y sus aldeas.
Con sus 140 habitantes es el cuarto municipio más poblado del Camero Nuevo —y el tercero más extenso de toda La Rioja—, lo que nos da una idea de la demografía de esta tierra en la que tampoco vas a encontrar tumultos turísticos. Pero al ser una de las principales poblaciones del parque natural de Sierra de Cebollera no faltan los alojamientos rurales y los restaurantes para degustar un buen menú serrano.
Además, Lumbreras cuenta con varios lugares interesantes para visitar como la iglesia de San Bartolomé del siglo XVI, el conjunto de la torre defensiva y la ermita del siglo XIV y una de la joyas del Camero Nuevo para los más pequeños: Riojaventura, un parque de ocio con excelentes valoraciones que ha contribuido de forma considerable a poner Los Cameros en el mapa turístico riojano.
A poco más de 10 minutos de Lumbreras, tomando la LR-333 en dirección oeste llegamos a Villoslada de Cameros, puerta de entrada al parque natural de Sierra de Cebollera: aquí encontrarás el Centro de Interpretación del parque y numerosos alojamientos rurales.
Pero el lugar más icónico del pueblo es el puente, el primero que cruzó el río Iregua y que tanta importancia tuvo en origen como paso para el ganado. Y también es un excelente campo base para hacer senderismo, como la senda del Achicuelo, una de las siete “oficiales” del parque natural.
Volvemos a la N-111 y retomamos rumbo hacia el norte para conocer Villanueva de Cameros, un pequeño pueblo de poco más de 70 habitantes que ofrece algunas de las mejores estampas de la comarca, especialmente en invierno, cuando la nieve cubre su caserío y la iglesia de San Martín, la conocida como ‘Catedral’ de los Cameros, por su tamaño y su ubicación en el centro geográfico de la comarca ejerciendo de cruce de caminos.
A menos de diez minutos de Villanueva, una estrecha carretera se desvía hacia Gallinero, una aldea que nos ofrece la imagen más serrana de la comarca: un caserío integrado entre los pliegues de las montañas, una pequeña pincelada ocre entre el verde tapiz que cubre la sierra.
Además, este pueblo cobija una casa nobiliar de imponente fachada dominada por el escudo de una familia vinculada al Solar de Tejada, una institución jurídico-nobiliaria conformada por los descendientes de Sancho Fernández de Tejada cuyo origen se encuentra en la mítica batalla de Clavijo a mediados del siglo IX comandada por Ramiro I de Asturias, origen de la repoblación cristiana en buena parte de La Rioja.
Al otro lado de Villanueva, tomamos la LR-232 para conocer tres pueblos del oeste del Camero Nuevo. Para empezar Ortigosa, quizás el pueblo de fisionomía más espectacular y fotografiada por hallarse su caserío en las laderas de dos cerros enfrentados y divididos por el río Albercos. Como es habitual en la comarca, se aprovechan las laderas sur de las montañas, más benévolas cuando el termómetro empieza a descender, para ubicar las viviendas.
La calle de los Portales que nos ofrece un panorama de esta arquitectura popular, el viaducto que conecta los dos barrios del pueblo desde hace un siglo, el Puente de Hierro junto a la ermita de Santa Lucía y las Cuevas de Ortigosa, pasando dicho puente, son los símbolos de uno de los pueblos más visitados del Camero Nuevo.
Pasamos ahora El Rasillo donde encontramos varios de los mejores ejemplos de viviendas serranas de la comarca: casas cameranas de sillería con acceso con arco de medio punto y puertas de madera claveteada.
Pero, además, en El Rasillo podemos visitar el Museo Victoriano Labiano, muestra de la cultura tradicional camerana, la mielería de Cameros, que nos recuerda que este manjar siempre ha estado muy presente en la cultura serrana y la preciosa ermita de San Mamés, al suroeste del pueblo, uno de los rincones más bucólicos de todo el Camero Nuevo.
El último pueblo en este desvío por la LR-253 es Nieva cuyo nombre no engaña: buena parte del invierno ofrece el paisaje nevado más impresionante de la comarca. Pero esta localidad también cobija los restos de los poblamientos más antiguos de Los Cameros, así como las ruinas del único castillo conservado.
Regresamos de nuevo a Villoslada para retomar la N-111 que sigue el curso del río Iregua hacia el norte y pasa ante Pradillo, para visitar su hórreo que ocupa la Oficina de Turismo de Cameros: un edificio adosado a la iglesia de San Martín que servía para recolectar los diezmos que los locales pagaban a la parroquia.
Un poco más adelante, un desvío hacia el este por la LR-245 nos conduce primero a Pinillos, el municipio más pequeño de las 13 villas cameranas, 21 habitantes en 2021, que gracias a sus más de 1.000 de altitud también nos ofrece excelentes vistas de esta tierra.
Por su parte, Almarza de Cameros es otra pequeña aldea, pero muy relevante a nivel territorial al ser el lugar de paso que comunica los valles del Iregua y del Leza que acerca al Camero Viejo. Por aquí, además, transcurría la Cañada Real que comunicaba los ganados cameranos hasta Extremadura para pasar el invierno.
De nuevo en la N-111, conocemos ahora Torrecilla de Cameros, la localidad más poblada de la comarca con sus más de 400 vecinos. Pero es que aquí vivían en 1960 hasta 1400 personas: el final de una fábrica de muebles redujo en poco tiempo su población.
El Espacio Sagasta dedicado al hijo más ilustre del pueblo, el museo parroquial o el Centro de la Emigración Riojana son las visitas culturales imprescindibles en esta localidad, especialmente esta última que nos sirve comprender cómo muchos riojanos se vieron obligados a emigrar durante décadas, especialmente tras el final de la Mesta que redujo el peso de la ganadería en la economía local.
Muy cerca de Torrecilla se ubica Nestares a la que Juan Ramón Jiménez dedicó algunas líneas ya que su padre nació aquí para después emigrar a Huelva, donde nacería el Premio Nobel: las vistas desde la ermita de la Virgen del Manojar seguro que te impactan tanto como a Juan Ramón.
Y nuestra ruta por el Camero Nuevo finaliza en Viguera, la localidad que conecta con el llano riojano y la segunda localidad en población de la comarca detrás de Torrecilla. El Mirador de Peñueco es el icono geográfico del municipio y uno de los emblemas de Los Cameros: por algo se conoce a esta localidad como la puerta de Cameros.
La ermita de San Esteban que cobija el conjunto pictórico románico más importante de la región, el Puente Romano, que en realidad es de origen medieval y que servía de unión con el Camero Viejo, o el Chorrón de Viguera con su cascada de 60 metros de altura son los otros lugares de Viguera que merecen una visita.
Una ruta por los pueblos del Camero Viejo
Existen tres accesos principales al Camero Viejo. Uno por el norte viniendo desde Logroño por la LR-250, otro desde el oeste por la LR-245 pasando Almarza de Cameros y cruzando el Puerto de la Rasa, y el tercero desde el sur, tomando el desvío que hay antes de San Andrés, hacia el norte por la mencionada LR-250 que corre paralela al río Leza y que abre el valle entre las montañas, de cumbres más suaves y orografía menos abrupta que el vecino Camero Nuevo. Nosotros tomamos esta última opción.
Superando el puerto de Sancho Leza con sus 1400 metros de altura nos adentramos en el Camero Viejo, una de las comarcas más vaciadas de La Rioja con poco más de 700 habitantes en sus 12 municipios. Y en el Camero Viejo se puede apreciar también esa historia asociada a la trashumancia, que ha dejado sus consecuencias en la zona, no todas ellas positivas.
La progresiva roturación en busca de pastos despojó esta tierra de su cubierta vegetal primitiva, despareciendo muchos de los bosques de la zona. Tras el receso de la ganadería, la explotación agrícola en zonas poco aptas para ello y su posterior abandono ha tenido como consecuencia una erosión de los antiguos bancales que ahora tratan de reponerse con grandes repoblaciones forestales.
Lo que también ha de reponerse es la población de la zona, aunque esto también será complicado como vemos en Laguna de Cameros, el primer pueblo al sur del Camero Viejo que cuenta con poco más de 100 vecinos y es el segundo pueblo más habitado de la subcomarca tras San Román. Las huellas de dinosaurios, también habituales en la comarca vecina y las diferentes ermitas destacan en el pueblo, donde tampoco faltan varios alojamientos rurales.
Cabezón de Cameros no tiene un nombre muy prometedor, pero este pequeño pueblo de no más de 25 habitantes cuenta con un retablo móvil en su iglesia de la Asunción, uno de los tres que se conservan en toda La Rioja: una antigua tradición de retablos portátiles sobre la Pasión, que se colocaban en Jueves Santo para retirarse con el Domingo de Resurrección.
Antes de llegar a Jalón, podemos tomar el desvío al este hacia Muro que conecta con el Camero Nuevo. Con sus 1.100 metros de altura es uno de los pueblos más altos de toda la comarca. Sus ermitas de la Virgen del Cerro y de la Cruz del Monte merecen una visita. Por su parte, Jalón también cuenta con una de las ermitas más bonitas de la comarca: la del Santo Cristo del Humilladero.
Y un poco más al norte está San Román, el pueblo más grande de la comarca. Cuenta con una de las primeras escuelas gratuitas abiertas en La Rioja, a finales del XVIII. Y desde este pueblo parte un sendero para conocer el “pueblo fantasma” de Santa María, uno de los varios despoblados del Camero Viejo.
Tras pasar Terroba y visitar su iglesia de Santa Eulalia llegamos a Soto, cerca del cual se ubica el icono geográfico del Camero Viejo: el mirador del Cañón del Río Leza, la mejor estampa de esta tierra. Tienes la opción de bajar al río a través de una senda que lleva hasta la vecina Leza.
Y es Leza de Río Leza nuestra última parada en el Camero Viejo. Esta localidad es lo que Viguera al Camero Nuevo, la puerta de entrada por el norte de la subcomarca. Y también está enclavada en un lugar de privilegio, sobre el cañón del río Leza con varias ermitas que ofrecen vistas magníficas como la de San Martín en lado oeste del río, o la de Santa María de Plano en la orilla oriental, una preciosa construcción románica que nos presenta una panorámica completa del valle del río Leza que nutre el Camero Viejo.
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