Valladolid es tierra de vinos y entre las cuatro denominaciones de origen, que se encuentran repartidas a lo largo de la provincia, la de Cigales es la que aporta los tonos más rojizos. Sus vinos transitan en una paleta de colores que va desde el escarlata, brillante y con matices anaranjados, hasta el rubí más intenso.
La Ruta del Vino de Cigales, que se adentra también en la Tierra de Campos palentina, lucha por mantener una tradición vitivinícola centenaria, cultivada en sus bodegas subterráneas y por devolver a los rosados el lugar que se merecen.
Castillos y pueblos con un gran patrimonio monumental
Al igual que sucede en otras regiones, el vino es solamente una excusa para descubrir el valioso patrimonio monumental, muchas veces desconocido, que esconden nuestros pueblos. En el caso de la ruta del vino de Cigales, la enorme influencia que tuvo el clero y la nobleza durante la Edad Media dejó su impronta con un buen número de fabulosos castillos, monasterios y palacios o casas señoriales que se han conservado en el centro histórico de estos pueblos medievales.
En cuanto a los castillos, destaca especialmente el de Fuensaldaña, uno de los mejor conservados y más característicos de Castilla. Comenzó a construirse en el siglo XIII y tomó su forma actual en el XV como residencia de los Vivero. Implicado en conflictos políticos, pasó por varias confiscaciones antes de ser utilizado como bastión defensivo en 1521. Tras ser mucho tiempo la sede de las Cortes de Castilla y León, hoy es un centro turístico que alberga una interesante exposición sobre los castillos de la región y actividades culturales.
En la parte religiosa, encontramos ejemplos como el Monasterio de Santa María de Palazuelos o el de San Isidro de Dueñas, que son ejemplos vivos de la historia monacal vinculada a la vitivinicultura. Y si hablamos de vino tenemos que hacer referencia, por supuesto, a la iglesia de Santiago Apóstol en Cigales. La conocida como la “Catedral del Vino” es una imponente construcción iniciada en 1535 por Rodrigo Gil de Hontañón y completada en 1772 por Juan de Saravia y Diego de Praves, que refleja la relevancia histórica y cultural de la localidad. Destaca por su diseño renacentista, las imponentes torres estilo Herreriano y su planta de salón que proporciona un espacio diáfano.
Igualmente interesante resulta el centro histórico de Dueñas, declarado Conjunto Histórico-Artístico. Atravesando la Puerta de los Remedios, más conocida como el Ojo de la Virgen, descubriremos un casco antiguo que se caracteriza por las típicas casas castellanas con soportales y algunos buenos ejemplos de casas señoriales bajo la atenta mirada de la Iglesia de Santa María de la Asunción.
Otras localidades como Mucientes conserva algunas ruinas de su antiguo castillo medieval y un buen número de sus tradicionales bodegas subterráneas, muchas de ellas aún en funcionamiento. En una de ellas podemos visitar la Bodega Aula de Interpretación, que ha aprovechado una bodega en uso hasta el año 2000 para crear una interesante exposición sobre la tradición vinícola, mostrando la elaboración del vino y su cultura transmitida generacionalmente. Es la única en su categoría ubicada en una bodega de esa época.
Y si queremos conseguir una de las postales más bonitas de la zona, tendremos que acercarnos hasta Cabezón de Pisuerga. La imagen de su puente romano con la iglesia de Santa María crea una estampa que parece dialogar con el paisaje natural y el fluir del río Pisuerga.
En cuanto a lo que naturaleza se refiere, el paisaje más bonito lo encontramos sin duda en los Cortados del Pisuerga, una impresionante formación rocosa que se extiende a lo largo de la margen izquierda del río, abarcando los municipios de Cabezón de Pisuerga y San Martín de Valvení. Esta zona ofrece a los visitantes una experiencia única mediante un recorrido de aproximadamente un kilómetro, conectando dos miradores naturales a través de una senda.
Desde el mirador en Cabezón de Pisuerga, se pueden admirar vistas panorámicas que incluyen pinares y el histórico Monasterio de Santa María de Palazuelos al otro lado del río, mientras que en San Martín de Valvení, el paisaje revela un corte más abrupto y restos de antiguos poblados, en una zona rica en geología y fauna protegida.
Los vinos de Cigales: el reino del clarete
Históricamente, Cigales se ha especializado en la producción de claretes y rosados, tradición que se ha mantenido hasta tiempos recientes en bodegas subterráneas, algunas compartidas por pequeños vinicultores. Es una de las dos zonas más reconocidas por esta tradición, junto a Navarra. Y esta rareza en un país tan productor de vino tiene una explicación: no es un vino sencillo de hacer y es aún más complicado de vender.
Tal y como nos explica Raúl Salvueros, la tercera generación que gestiona la bodega con su nombre, “hacer un buen rosado es muy complicado porque tiene que tener el equilibrio perfecto de grado, acidez y fruta.” Esta dificultad y su peor envejecimiento provoca que no sea muy interesante para las bodegas de otras regiones, que prefieren dedicar la uva tinta a hacer vinos tintos.
El clima de la región de Cigales, caracterizado por largos veranos calurosos, inviernos fríos y precipitaciones ligeras, junto con un suelo de arena caliza y arcillas yesíferas, ha creado el entorno ideal para el cultivo de variedades de uvas tanto tintas como blancas. Entre las tintas destacan la Tempranillo, Garnacha tinta, Cabernet Sauvignon, Syrah y Merlot, mientras que las blancas incluyen la Verdejo, Albillo y Sauvignon Blanc.
No obstante, si por algo se caracteriza realmente Cigales es por la gran diversidad de variedades que podemos encontrar en sus viñedos y que está permitiendo a las bodegas experimentar con pequeñas producciones realmente interesantes.
“Mi pasión son las viñas. Yo me dedico desde hace 25 años a buscar viñedos viejos que están perdidos o abandonados. Les compro y les recupero. Para que os hagáis una idea de lo que es la logística de las viñas. Tenemos una dispersión varietal tremenda, estamos todavía identificando variedades, porque el majuelo más joven que trabajamos es de 1945. Y el más viejo es de 1869”. Nos cuenta Juan Carlos Prieto, fundador de Bodegas Tovar, que también ha recuperado y unido varias bodegas subterráneas en Trigueros del Valle.
Este contraste de variedades se traslada también al contraste entre tipos de bodegas. En Cigales encontramos casos extraordinarios como el de Bodegas Remigio Salas en Dueñas, que sigue elaborando los vinos en una antigua bodega subterránea desde 1736. Visitar sus instalaciones es como un viaje en el tiempo con cubas de madera que tienen décadas de antigüedad o con un lagar que conserva su impresionante viga original.
“Muchas veces la gente no cree que elaboremos el vino aquí o piensa que no pueden ser vinos de calidad, pero hemos demostrado que sí es posible. Los vinos que hacemos aquí tienen sus propias levaduras, su propio ambiente. Lo más importante es tener unas condiciones higiénicas cuidadas, sobre todo en el interior de las cubas, para que no haya contaminaciones. El resultado son unos vinos increíbles con mucha fruta”. Nos explica Amada de Salas, que ha seguido la tradición familiar y nos enseñó emocionada la bodega junto a su madre.
Y al otro lado, tenemos la última tecnología en bodegas como Protos, la emblemática marca de Ribera del Duero que ha decidido instalarse también en Cigales para elaborar sus rosados. “El terroir aquí es muy similar al de la Ribera del Duero vallisoletana, que por su cercanía tiene un clima muy similar, tanto en suelo como en altitud. Pero aquí encontramos muchas más variedades de uva, lo que resulta perfecto para elaborar los rosados. Tenía todo el sentido venirnos aquí”. Nos cuenta Fernando Villalba, Director de Comunicación de la marca mientras degustamos los fantásticos vinos Clarete y Aire, que representan a la perfección la tradición del rosado más intenso y una apuesta por rosados ligeros y frutales, más cercanos a los rose franceses.
¿Qué es una casa cueva?
Las casas cueva están profundamente arraigadas en la cultura y la historia de esta región. Excavadas directamente en la tierra o la roca, proporcionaban un refugio ideal contra el calor del verano y el frío del invierno, gracias a la regulación natural de la temperatura que ofrecen. A diferencia de las bodegas, cavadas profundamente en la tierra, las casas cuevas se excavaban en la superficie y se diseñaban como pequeños habitáculos, maximizando el calor humano para combatir la humedad y el frío subterráneo, una solución ingeniosa a los retos impuestos por el clima y el terreno.
La década de 1950 marcó un antes y un después para estas casas, con la llegada de la modernización a España. La percepción de esa época sobre los habitantes de las casas cuevas, a quienes comparaban desfavorablemente con ratas o conejos por vivir bajo tierra, propició una intervención drástica: la expulsión de sus hogares y la destrucción de las cuevas. En su lugar, se erigieron nuevas viviendas que implicaban una deuda para sus antiguos habitantes, alterando no solo el paisaje sino la estructura social del pueblo.
En los últimos años se ha ido recuperando el interés, impulsado por descendientes de sus antiguos habitantes, y se está haciendo un enorme esfuerzo por recuperar estas estructuras para su uso social y cultural. Así nacieron iniciativas como la Asociación de Bodegas y Cuevas de Dueñas que promueve la conservación de las que aún sobreviven y ha mantenido una de ellas como estaba hace 50 años para que pueda ser visitada.
En Trigueros del Valle también podemos visitar alguna casa cueva rehabilitada por el Ayuntamiento. Excavadas en las margas de una ladera cerca de la ermita de la Virgen del Castillo, ofrecen una perspectiva única sobre la vida tradicional. Orientadas hacia el sur y el poniente, estas viviendas están diseñadas internamente según su función, con áreas habitables como cocinas y dormitorios hacia el exterior, y zonas económicas como hornos, pesebres y cuadras en el interior.
El castillo encantado de Trigueros del Valle
En los restos del antiguo castillo de Trigueros del Valle, se esconde una sorpresa que se ha convertido en una de las visitas más populares de la provincia. La fortaleza del siglo XV se ha transformado en el “Castillo Encantado”, un colorido mundo de fantasía que ha sido posible gracias a la colaboración entre el artista Juan Villa y el Ayuntamiento local.
Al cruzar las puertas del castillo nos introducimos mágico donde seres y criaturas de leyenda cobran vida. Desde la sala de los Dragones, con sus dragones adormilados y esqueletos de criaturas míticas que comparten espacio con una réplica de la famosa silla de "Juegos de Tronos", el castillo se organiza en diversas áreas temáticas: un jardín de hadas y gnomos, un gabinete de curiosidades, una sala dedicada a Harry Potter o la torre principal, habitada por fantasmas y una biblioteca encantada de la que tendremos que descubrir cómo escapar.
Juan Villa es la fuerza creativa detrás de la creación de esta exposición inaugurada en marzo de 2019. El artista, conocido por su colaboración con Iker Jiménez, financió el proyecto de su propio bolsillo y ha contribuido con cientos de piezas, todas fabricadas en su taller. A pesar de no haber recibido apoyo de ninguna administración al inicio del proyecto, la iniciativa ha prosperado gracias a la colaboración con el Ayuntamiento de Trigueros del Valle y el incansable esfuerzo de los empleados municipales para mantener la fortaleza en condiciones óptimas.
Dónde comer
Clandestino Cigales:
Clandestino Cigales es un restaurante que evoca la atmosfera de los bares secretos de Nueva York durante la Ley Seca. En un ambiente tranquilo y elegante podemos probar platos llenos de sabor que apuestan por los productos locales.
Dirección: C. Fray Antonio Alcalde, 1, Cigales, Valladolid
Teléfono: 983 66 30 69
La Dama de la Motilla
Situada en Fuensaldaña este restaurante abrió sus puertas en 1996 y cuenta con una decoración inspirada en el estilo "Art Decó" de un balneario español de principios del siglo XX. Se especializa en cocina moderna y creativa cuidando mucho la calidad de las materias primas,
Dirección: Tr.ª Motilla, 2, Fuensaldaña
Teléfono: 983 58 30 76
Pago Trascasas
Este restaurante, ubicado en el Hotel Rural del mismo nombre en Cubillas de Santa Marta, se centra en una cocina de corte tradicional castellano, destacando por el uso de productos de la tierra y de temporada, y asados en horno de barro y adobe.
Dirección: Calle Pte., 16, Cubillas de Santa Marta, Valladolid
Teléfono: +34 983 585 006
Concejo Hospedería de Valoria la Buena
En el encantador entorno de Valoria la Buena, encontramos este espectacular hotel que ocupa en un palacio del siglo XVII. Conocido por su cocina de calidad y la celebración de eventos, en su restaurante “El Sueño del General” se ofrecen jornadas gastronómicas a lo largo del año con productos como la carne de buey.
Dirección: Dirección: Pl. Hortal, S/ N, Valoria la Buena, Valladolid
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