Con la llegada del invierno, la nieve se convierte en la protagonista de muchos rincones, a los que cubre con un gran manto blanco, imprimiéndoles un encanto especial. Además, crean estampas de lo más idílicas y mágicas, que constituyen una excusa viajera para muchos y un reclamo para los apasionados de la fotografía.
Y es que, ya lo dice un viejo dicho, “buena es la nieve que a su tiempo viene”. Hoy nos abrigamos para recorrer los seis rincones nevados más bonitos del mundo.
Rovaniemi, Finlandia
Esta ciudad de la Laponia finlandesa, ubicada a menos de diez kilómetros del Círculo Polar Ártico, es posiblemente uno de los lugares que más bonitos lucen con la llegada del invierno, a pesar de que las noches son muy largas. Aquí la nieve lo cubre todo y los lagos y los ríos se congelan, creando un marco increíble.
Pero los finlandeses y los viajeros no se quedan en casa, pues es el mejor momento para inmortalizar paisajes de ensueño, hacer muñecos de nieve, ver auroras boreales, pasear en trineos tirados con renos o en moto de nieve. Si vamos cerca de Navidad, podremos visitar Santa Claus Village, el pueblo de Papá Noel, donde la magia y la ilusión se engrandecen gracias a la nieve y los gigantescos muñecos que lo decoran.
Laguna de los Peces, Sanabria (Zamora)
En esta laguna sanabresa, la nieve dibuja una de las postales más sugestivas de España, que llevan a muchos viajeros a sentir que están en el interior de una bola de cristal navideña.
Su ubicación a 1.707 metros de altura conllevan que la nieve y el hielo sean los protagonistas de los meses invernales, regalando a quien se acerca la posibilidad de disfrutar de una imagen inusitada y también unas vistas únicas al Lago de Sanabria, que es el mayor lago natural de nuestro país y el de origen glaciar más grande de Europa. Aquí además es posible hacer senderismo con raquetas de nieve o paseos en trineo.
Hallstatt, Austria
Con la llegada del invierno, este pueblo de los Alpes austríacos, levantado a orillas del lago que le da nombre y rodeado de un paisaje de montaña precioso, se transforma en una estampa de lo más onírica. Todo se pinta de blanco: sus casitas con balcones de madera, el tupido bosque que lo rodea, las montañas que lo resguardan, la Markplatz y la icónica torre Rudolf. Además de capturar fotos increíbles, puedes disfrutar de la nieve practicando snowboard o esquí.
Lanuza, Huesca
La belleza de esta localidad oscense estriba en su ubicación en el corazón del Pirineo, que la viste de un hermoso y frondoso paisaje verde, y a orillas del pantano del mismo nombre, resultado del almacenamiento de las aguas del río Gállego.
En invierno nieva mucho, de modo que las calles, las casas, los monumentos y su maravilloso entorno de montaña se cubren con un manto blanco, que la dota de espectacularidad, constituyendo una invitación en toda regla a visitarla, especialmente para los devotos de las postales invernales más auténticas.
Brujas, Bélgica
En la capital de Flandes, el blanco está de moda. Y es que la nieve tapa, durante gran parte del invierno, su precioso casco medieval declarado Patrimonio de la Humanidad, confiriéndole un atractivo mágico y de lo más sugestivo.
Pero la estampa más impresionante son sus canales, especialmente Dijle malinense y el Dijver brujense, que suelen helarse con la llegada de los primeros intensos fríos, regalando la imagen más insólita y bonita de la “Venecia del norte”. Incluso los más intrépidos se atreven a patinar y deslizarse por ellos.
Central Park, New York
El invierno deja en el gran pulmón verde de la Gran Manzana estampas de ensueño, pues el blanco releva a los tonos ocres propios del otoño y toma el protagonismo. La mejor manera de disfrutar de la magia y encanto de Nueva York es abandonarse y deambular, siempre abrigadito, por sus rincones nevados o patinando en Wollman, la gran pista de hielo que se instala todos los años por estas fechas.
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