Joan Miró (1893 – 1983) es uno de los grandes referentes del arte contemporáneo europeo. Un pintor nacido en Barcelona y fallecido en la isla de Mallorca, que a lo largo de su vida vivió en diferentes partes, como por ejemplo, París, pero que siempre estuvo muy apegado al territorio español.
De hecho, aunque algunas de sus obras más carismáticas están repartidas por los más importantes museos del planeta, la verdad es que el legado de Miró está muy presente en ciertos lugares del país. Así que nos vamos a dar una vuelta por España siguiendo las huellas del artista catalán.
Miró y su Fundación en Barcelona
Obviamente una de las ciudades que atesora un mayor repertorio de obras de Joan Miró es su urbe natal: Barcelona. Para empezar porque allí se encuentra una institución en cuya concepción participó muy activamente el propio artista en sus últimos años: la Fundación Miró, sin duda el lugar con una mayor y mejor representación de su variada obra.
En este lugar hay cuadros de sus comienzos y de sus etapas finales, pasando por los diversos estilos en los que se adentró, ya que el arte de Miró es muy personal, pero también muy heterogéneo. Tan pronto hay notas surrealistas, como rige la abstracción o un arte más expresivo. Por esa variedad y capacidad de evolución se le considera uno de los grandes maestros de la pintura del siglo XX.
Más obra de Miró en Barcelona
No obstante, hay que decir que el arte de Miró está en otros lugares de la Ciudad Condal más allá de la Fundación con su nombre, la cual se encuentra en el siempre atractivo Parque de Montjuïc. Hay alguna otra obra suya en diferentes museos barceloneses, pero lo cierto es que la capital catalana sobre todo puede presumir de arte público realizado por este gran pintor, que además desarrolló obras con otras técnicas artísticas.
Como ejemplo vamos a dar tres ejemplos sublimes. Uno de ellos es la escultura Mujer y Pájaro que se puede ver en el propio Parque Joan Miró que se inauguró el mismo año del fallecimiento del artista. Además hemos de mencionar el gran mosaico de la Terminal B del aeropuerto del Prat que da la bienvenida a la inmensa mayoría de viajero que llegan a Barcelona.
Y por último vamos a mencionar otro mosaico cerámico universal y que ven casi todos los turistas que recorren la capital catalana. Nos referimos al mosaico de Miró que hay en el corazón de la ciudad, en las Ramblas, y que desde hace unos años se ha convertido en todo un símbolo de dolor y de unión tras los terribles atentados yihadistas de agosto de 2017.
Miró en Madrid
También la capital de España es un destino fantástico para quien desee seguir los pasos de Joan Miró. Por ejemplo, en el característico mural que se puede ver en la fachada del Palacio de Congresos, pero, lo mejor, es acudir a las salas del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Allí está una de las mejores colecciones de arte español del siglo XX, y por supuesto un creador de la talla y universalidad de Miró está muy bien representado, con obras de diferentes periodos creativos.
Sin embargo, recomendamos contemplar obras de juventud, muchas de las cuales inspiradas en los paisajes de la provincia de Tarragona donde pasaba los veranos. Por eso allí se pueden ver cuadros como La casa de la palmera de 1918 o el Camino a Siurana, inspirada en un pueblo en el Montsant y en la parte más espectacular de la zona del Priorat, muy visitada en la actualidad tanto por sus vinos como denominación de origen como por las increíbles zonas de escala que hay en sus roquedos.
Montroig del Campo en Tarragona
La verdad es que desde niño pasó los veranos en el pueblo tarraconense de Mont-roig del Camp donde su familia tenía una masía. Y allí volvió una y otra vez. Fueron innumerables las ocasiones en las que con el paso del tiempo regresó a esta zona rural de la provincia de Tarragona.
A lo largo de su vida vivió en sitios como París o Nueva York, e incluso pasó largas temporadas en Japón. Pero sin embargo, Mont-roig forma parte de su universo creativo y de sus paisajes emocionales. Así que la visita a esta zona y a sitios como Cambrils, Siurana o Prades son destinos casi obligados para los seguidores de la obra mironiana.
Mallorca, el último destino de Miró
Desde 1956, Joan Miró y su esposa se asentaron en Mallorca. Y ese vínculo ya no se rompió nunca, ya que incluso falleció en la isla balear en 1983. La verdad es que su esposa, Pilar Juncosa, era mallorquina, y hoy en día merece el honor de ser recordada en la fundación a la que dio origen, la Miró Mallorca Fundació, y donde hay una fabulosa colección permanente.
Aunque hay más lugares mallorquines donde deleitarse con su arte. Hay cuadros de Miró en el museo Es Baluard o en la Fundación Juan March. Además de varias esculturas y mosaicos en el Parque del mar o cerca del Palacio de la Almudaina. E incluso fuera de Palma, en la estación de ferrocarril centenario de Sóller hay una sala de arte dedicada a dos creadores imprescindibles en el arte contemporáneo español y europeo: Miró y Picasso.
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