Toledo es una de las ciudades más bonitas de España con uno de los cascos antiguos de origen medieval mejor conservados de Europa. Su cercanía a Madrid, además, la convierten en una escapada perfecta: cientos de turistas de diversas nacionalidades llegan cada día a la ciudad manchega para disfrutar del ambiente misterioso y tradicional que se respira en toda la zona antigua. A continuación, os proponemos un top 10 de visitas imprescindibles en Toledo agrupando monumentos, actividades y delicias inimitables.
Santa María la Blanca
La Sinagoga de Santa María la Blanca es una excelente manera de empezar a profundizar sobre la compleja historia de la Ciudad de las Tres Culturas. No en vano, tras los muros de esta construcción de finales del siglo XII podemos encontrar rasgos de las tres religiones que convivieron en la ciudad durante siglos: la judía, la musulmana y la cristiana. Pese a que en origen se trataba de una sinagoga, fue ejecutadas por canteros y alarifes musulmanes pasando a ser templo cristiano a principios del siglo XV.
A nivel estético, resulta llamativo el contraste entre la sobriedad del exterior y el fulgor inmaculado de los pilares y el estuco que recubre pilares y capiteles. En total, son 32 pilares de forma ochavada con decoración de tallos de piñas y volutas en composición romboidal en los capiteles. Sobre las arcadas se disponen arquerías ciegas con arcos lobulados estucados con motivos vegetales y lacerías geométricas cuyos nudos forman la estrella de David. En suma, una maravilla artística que surge de la conjugación de diferentes tendencias artísticas y culturales… Todo un símbolo de lo que fue y es Toledo.
Mezquita del Cristo de la Luz
De pequeño tamaño pero de inmensa trascendencia, la Mezquita del Cristo de la Luz es una obra maestra de la arquitectura islámica, siendo reconocido como el edificio islámico más importante y mejor conservado de la ciudad. Construido como pequeño oratorio en el esplendor de la época califal (año 999), esta mezquita se divide en nueve espacios por bóvedas nervadas. La cúpula es otra joya. Varios siglos más tarde, pasa a consagrarse como templo cristiano construyéndose un ábside en uno de los extremos. Otro ejemplo de la retroalimentación entre las diferentes culturas que convivieron —no siempre de forma amistosa, eso sí— en la ciudad.
Vistas de Toledo
Como sucede en muchas ciudades del mundo, la comprensión de su estructura urbana precisa un cierto distanciamiento. En la otra orilla del río Tajo, encontramos muchos miradores —como el famoso Mirador del Valle— que nos sirven para degustar la magnificencia vetusta del casco histórico de la ciudad. Un buen momento para sacar nuestra cámara de fotos e inmortalizar Toledo desde diferentes perspectivas con el Alcázar siempre coronando la ciudad.
‘El Entierro del Conde Orgaz’ de El Greco
Doménikos Theotokópoulos llegó a Toledo a los 36 años. La ciudad manchega marcaría su trayectoria posterior hasta convertirse en un pintor no solo fundamental para su época sino de una inmensa trascendencia en toda la historia del arte posterior.
El singular estilo de El Greco está asociado indefectiblemente a Toledo, siendo El Entierro del Conde Orgaz una de sus grandes obras maestras. El museo del artista y su colección de fama mundial que acoge la catedral convierten a Toledo en un lugar de peregrinaje para artistas y aficionados al arte procedentes de todo el mundo.
Sinagoga del Tránsito
Otro de nuestros edificios predilectos de Toledo y un ejemplar ideal para conocer la tradición cultural judía. Muchos la consideran la sinagoga medieval mejor conservada del mundo siendo sede desde hace años del Museo Sefardí que acoge una muestra excepcional de la cultura sefardí española. Tal y como sucede en Santa María la Blanca, el exterior engaña al visitante: nadie espera la riqueza decorativa de este interior de curiosa planta salón.
Encargada por Samuel-ha-Levi Abulafia a mediados del siglo XIV combina elementos decorativos de tradición oriental: un prodigioso ataurique que recorre buena parte de las paredes, las columnas, las galerías y el destacado frontal del muro del este con el Hejal, el armario donde se guardan los pergaminos de la Torá. Y si miramos hacia arriba nos encontramos otra obra maestra: el artesonado de madera típicamente mudéjar con exquisita decoración geométrica.
Puente de Alcántara
De camino de alguno de los miradores al otro lado del Río Tajo podemos cruzar a través del magnífico Puente de Alcántara —no confundir con el otro Puente de Alcántara situado en la provincia de Cáceres—.
Aunque de origen presumiblemente romano, fue reconstruido bajo el mandato de Almanzor en pleno esplendor del califato a finales del siglo X, época en la que también se erige la mencionada Mezquita del Cristo de La Luz. Al caer la noche, este Puente de Alcántara ofrece hermosas perspectivas de ambos lados del río.
Perderse por las calles de Toledo
Y mejor de noche. En algunos aspectos la noche toledana nos recuerda a la veneciana. La ciudad se vacía poco a poco de turistas y va cambiando de piel a medida que cae el sol. Es entonces cuando los secretos y las leyendas de la ciudad emergen de las esquinas provocándonos sonrisas y algún que otro escalofrío. Y al igual que en Venecia, el Google Maps funciona un poco regular en Toledo, por lo que perderse es bastante fácil… y seductor.
La mayor tirolina urbana de Europa
Desde 2015, la ciudad incorporó otro curioso atractivo: una tirolina que discurre de forma paralela al Puente de San Martín y que fue catalogada como la “mayor tirolina urbana de Europa”. Un cable de 180 metros, un desnivel del 6% y una velocidad que puede alcanzar los 30 kilómetros por hora prometen emociones fuertes a las decenas de turistas que, sobre todo con el buen tiempo, viven una emocionante experiencia en un marco incomparable.
Los mazapanes de la calle Santo Tomé
Toledo es la capital mundial del mazapán y no nos podemos ir de la ciudad sin citar entre su top 10 de imprescindibles una visita a la calle Santo Tomé para degustar este dulce manjar que encuentra en Navidad su fecha predilecta. ¿Que todos los mazapanes son iguales?
Eso es que no has probado los de Toledo. Y cuidado, porque tampoco todos los mazapanes de la ciudad son iguales. Nosotros recomendamos los que todavía manufacturan con mimo las monjas del convento de San Antonio de Padua: decir que son una delicia es quedarse corto.
La catedral de Toledo
Y para terminar, la joya de la corona: la Catedral de Toledo, un edificio único en el mundo que cuenta con algunas partes gloriosas como el Transparente que vemos en la foto. Resumir en unas pocas líneas este edificio es imposible: son 250 años de construcciones hasta que se da por terminada la catedral en 1493, en tiempos de los Reyes Católicos.
Aunque los 12,00 euros que cobran por la entrada completa pueden sorprender a más de uno, sus atractivos son numerosísimos: las portadas, la sala capitular, el coro, las vidrieras, la colección pictórica, el tesoro, el mencionado Transparente… Toledo bien vale una entrada a su catedral.
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