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Si te consideras un fanático tanto de la historia española, como de esos parajes que infunden terror desde el mismo camino que nos conduce hacia ellos, entonces el Túnel de la Engaña es uno de los circuitos turísticos que no deberías dejar de hacer si piensas viajar a Cantabria o Burgos.

En efecto, el Túnel de la Engaña es un impresionante túnel ferroviario que jamás llegó a ser inaugurado, a pesar de las faraónicas obras realizadas en una longitud de casi 7.000 metros -6.976 para ser más precisos-, con el objetivo de unir los territorios cántabro y burgalés.

Ubicación e historia

Túnel de la Engaña – Foto: Wikipedia

Este trazado se desarrollo con el objetivo de brindar facilidades al Ferrocarril Santander-Mediterráneo pero, como éste jamás llegó a entrar en funcionamiento, finalmente fue abandonado. Lo increíble del caso es que el Túnel de la Engaña significó el trabajo, muchas veces forzado, de cientos de trabajadores, durante dos décadas. Muchos de ellos reclusos republicanos que cumplían en el interior del pasaje penas aplicadas por la dictadura franquista.

El Túnel de la Engaña se halla entre los municipios de Vega de Pas, en Cantabria, y Pedrosa de Valdeporres, en Burgos; y toma su nombre del río que pasa no muy lejos de allí. Hablamos de dos localidades que habían servido para el asentamiento de pequeños núcleos urbanos con cárceles desde 1942 pero que, tras los indultos desde 1945, pronto requirieron de alguna otra ocupación.

Fue entonces cuando, como parte del proyecto de unir mediante ferrocarril el mar Cantábrico, con el puerto de Santander, y el mar Mediterráneo, puerto de Sagunto, se les asignó a estos pobladores indultados -y a los reclusos políticos-, que realizaran las obras para permitir el paso de las maquinarias sobre las vías.

Por aquel entonces, se esperaba que la construcción tardara cerca de un año y medio. Sin embargo, a final de cuenta los movimientos de obreros continuaron durante prácticamente 17 años, incluyendo también las estaciones ferroviarias de ambas localidades vecinas, siendo lo más curioso que jamás hubo una apertura oficial y que, en efecto, ni siquiera llegó a utilizarse.

Túnel de la Engaña – Foto: Wikipedia

Sí es cierto que, durante ese período de incesante puesta a punto, una enorme cantidad de camiones atravesaban el túnel lejos de cualquier legalidad, produciendo una especie de mercado paralelo de toda clase de productos de contrabando.

Tras la inconclusa finalización de las obras, el lugar se transformó simplemente en uno de encuentro para turistas y curiosos hasta que, en octubre de 1999, vivió un potente desprendimiento que bloqueo el túnel. Como consecuencia de ello, y de otros derrumbes posteriores, hoy es posible ingresar al interior por cualquiera de los extremos, pero no existe forma de entrar por un lado y salir por otro.

Ya en aquel momento los especialistas habían advertido que la pésima ingeniería en torno a los puntos de soporte en la roca, junto con la ausencia de mantenimiento durante décadas, había provocado la aparición de aluminosis, lo que derivó en una cadena de accidentes.

A día de hoy, apenas existe una mínima vía de comunicación entre ambos lados del túnel, a través de una pequeña apertura en el techo, sólo apta para ser cruzada por los más intrépidos. Y desde luego nada recomendable de realizar al ser peligroso.

La creación de un mito turístico

Como decíamos antes, y sobre todo desde que Internet ha ayudado a la difusión de la leyenda del Túnel de la Engaña, son cientos de españoles y extranjeros que todos los meses se acercan el lugar desde cualquiera de los lados, para tomar unas fotos y hasta adentrarse en sus muros.

Por curioso que parezca, y más allá del gran aprovechamiento turístico de la zona, no existe un ente que regule la visita de los viajeros al túnel. Los diferentes relatos que se cuentan acerca de hechos que involucran fantasmas y otros seres fuera de este mundo, también han provocado un aluvión de personas dispuestas a poner en juego sus creencias, o más bien a reforzarlas.

Datos llamativos sobre el Túnel de la Engaña

Túnel de la Engaña – Foto: Wikipedia

Para entender más la magnitud de lo que hubiera supuesto el Túnel de la Engaña, así como su abandono, es necesario reparar en algunos datos muy llamativos sobre esta construcción.

Por ejemplo, más allá de esos 6.976 metros de longitud, este túnel tiene un ancho de ocho metros y una altura de unos seis metros y medio. En cuanto a su extensión, prácticamente dos tercios de la misma se encuentran en Burgos, y el tercio restante en Cantabria. Su kilometraje, mientras tanto, se cuenta cada 100 metros y de sur a norte, es decir, de Burgos a Cantabria.

Si entramos desde Burgos, vamos a notar que los primeros 300 metros presentan una ligera curvatura hacia la izquierda. Lo más notable es que, de allí en adelante, resulta completamente recto. Eso sí, tiene un desnivel casi imperceptible para el ojo humano, de 116 metros. Esto se debe a que la boca sur, la de Burgos, está a 748 metros, por los 632 metros de la salida en Cantabria.

¿Y cuánto dinero costó esta puesta en escena que jamás se tradujo en un servicio real? Según la información de la época, unos 280 millones de pesetas. Cerca de 1.700.000 euros al cambio actual. Evidentemente, se trata de uno de los despilfarros ferroviarios de dinero más importantes de todos los tiempos de nuestro país. Uno que, sólo, nos ha dejado un bonito paseo para hacer con la familia o amigos.

En resumen, visitar unas estaciones de tren que nunca llegaron a ser inauguradas, o meterse en el interior de una de las obras ferroviarias más importantes de España, son motivos más que suficientes para que dediques unas horas de tu estancia en Burgos o Cantabria y te refresques en el Túnel de Engaña.

Sobra decir que para los atrevidos que se aventuren en el túnel es “obligatorio” ropa cómoda y de abrigo, e imprescindible calzado adecuado y linterna.