Muy cerca del Parque Natural de los Puertos y a un paso de la frontera con Teruel, visitamos Horta de Sant Joan, uno de los pueblos más bonitos de la Terra Alta, la comarca más occidental de Tarragona.
Ubicado en lo alto de una colina, su caserío aún presenta un inconfundible aroma medieval de calles estrechas y serpenteantes con edificios escalonados que, en la lejanía, parecen amontonarse unos sobre otros, todo ello protegido por la imponente montaña de Santa Bárbara. No puede extrañar, por tanto, que este delicioso lienzo cultural y natural sedujese a un tal Pablo Picasso que dejó su huella en Horta de Sant Joan situándolo en el mapa turístico internacional.
Horta de Sant Joan, la joya de la Terra Alta
Si echas un vistazo al callejero de Horta verás que la parte central es una suerte de laberinto en espiral, una gozada para aquellos que disfrutan perdiéndose entre callejuelas medievales. Este singular desarrollo urbano concéntrico, la parte más antigua del pueblo, tiene su explicación: en su centro se ubicaba un castillo, hoy desaparecido.
Al sur del laberinto hortolano llegamos a la zona más fotografiada del pueblo, la plaza donde encontrarás el Ayuntamiento y la iglesia de San Juan Bautista. Esta es una iglesia gótica con una sola nave que al exterior destaca por un frontispicio coronado por una espadaña barroca. Por su parte, el Ayuntamiento es un edificio de aire clásico con dos grandes arcos y una galería superior con arcos de medio punto coronada por una cornisa de losas de piedra.
En torno a la plaza principal del pueblo puedes encontrar varias casonas de interés como la del Habanero, el Dominó o la casa Pesetas. Esta última es también un edificio clásico que tiene una portada con arco de medio punto y una planta noble con dos ventanas molduradas.
Horta de Sant Joan acoge rincones en los que disfrutar de otros tesoros de la zona, como la gastronomía encabezada por el aceite de oliva. Y es que a las afueras del pueblo se custodia el conocido como Lo Parot, un olivo milenario de ocho metros de altura y un tronco de más de dos metros de diámetro que es el testigo más anciano de la historia hortolana.
Y en el centro del pueblo no dejes de visitar el Ecomuseo dels Ports, la mejor manera de conocer el impresionante entorno natural de Horta de Sant Joan, encabezado por la montaña de Santa Bárbara y el propio Parque Natural de los Puertos.
Picasso en Horta de Sant Joan: “todo lo que sé, lo aprendí aquí”
Mención aparte merece la estancia de Pablo Picasso en el pueblo en, al menos, dos ocasiones. Primero siendo un chico de apenas de 16 años que llegó enfermo de escarlatina para descansar en casa de su amigo Manuel Pallarés. Pero los amigos pronto dejaron el pueblo para vivir una aventura de varios días durmiendo en una cueva junto al río Estrets, una experiencia que marcó la memoria del pintor malagueño hasta el punto de decir aquella frase que se ha convertido en el mejor eslogan turístico de Horta de San Joan.
Una década más tarde, ya siendo una celebridad, Picasso regresó al pueblo con una de sus parejas, pero la experiencia no fue tan grata, al menos para los vecinos que, según se recuerda, no aceptaron de buen grado que Picasso se pasease por allí con una chica con la que no estaba casado.
Sea como fuere, Horta de Sant Joan recuerda a su emblema cultural en el Centro Picasso que acoge diversas reproducciones de las obras originales que el pintor ejecutó en sus dos estancias en el pueblo, con atención especial a la segunda visita, cuando Picasso estaba en plena génesis del cubismo que cambiaría la historia de la pintura contemporánea.
La montaña de Santa Bárbara y el convento de San Salvador
A dos kilómetros al este del pueblo, una media hora de paseo, alcanzamos las faldas de la montaña de Santa Bárbara, uno de los hitos naturales que rodean Horta de Sant Joan. Se trata de una montaña de roca conglomerada de más de 730 metros de altura con una curiosa forma piramidal que la singulariza.
Desde antiguo fue lugar de peregrinación y cobijo de eremitas, siempre buscando espacios aislados en los que centrarse en la oración. En la zona se conservan los restos de cuatro ermitas además del propio convento de San Salvador, un grupo de edificios de cronología diversa cuya construcción arranca en el siglo XIII. Se dice que parte de la iglesia es la última construcción de los templarios en España antes de su abolición como orden.
Si no te conformas con visitar el bonito convento y quieres llegar a la cima de la montaña, te proponemos una ruta circular de algo menos de tres horas partiendo del pueblo y que te conduce primero al convento para después ascender hasta los 735 metros que alcanza Santa Bárbara, todo ello con un desnivel de poco más de 430 metros.
El Parc Natural dels Ports
No nos podemos ir de Horta de San Joan sin una mención al parque natural que se halla al sur del pueblo, con la promesa de volver en otra ocasión con más tiempo para disfrutarlo a fondo. Y es que se trata de un parque de más de 35.000 hectáreas que se extiende por las comarcas del Bajo Ebro, Montsià y la propia Terra Alta.
Entre los rincones del parque más cercanos al pueblo debemos citar los Estrets de Arnes, que llevan el nombre de la localidad que se ubica a pocos minutos de los mismos, a 8 kilómetros al sur de Horta de San Joan. Hablamos de un refugio de fauna salvaje nombrado como Lugar de Interés Geológico de Cataluña: el cauce del Estrets que se abre entre impresionantes paredes pétreas.
El sendero Els Estrets de 10 kilómetros que parte del área de La Franqueta es el más popular para recorrer la zona, mientras que el sendero de la Cueva de Picasso de tres kilómetros te lleva a conocer aquel lugar que tanto impactó al joven pintor para dejarle un recuerdo que nunca llegó a olvidar.
Y al norte de esta zona en torno al Área de Descanso de La Franqueta y Els Estrets el impresionante paisaje de las Rocas de Benet, otro paisaje que dejó su huella en Picasso a través de varias obras en las que experimentó con el cubismo. Y es que estas paredes de 300 metros de alto que caen sobre un zócalo calcáreo, llegando a sumar, entre ambos, 1000 metros de altitud, son el sueño de un cubista: la guinda de este paseo por uno de los pueblos más bonitos de la Terra Alta de Tarragona.
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