Tenemos tan asimilada la dieta mediterránea que a veces olvidamos que tampoco es oro todo lo que reluce en nuestra tierra y en nuestra gastronomía. Porque el Mediterráneo es muy grande y los alimentos asociados a él no siempre son de primera calidad ni de “proximidad”.
Por eso de vez en cuando conviene darse una vuelta por nuestro Mediterráneo, pasear entre olivos milenarios, almendros, viñedos, naranjos y algarrobos mientras percibimos el aroma del mar que nos convida a redescubrir sus tesoros. Y qué mejor que Castellón para redescubrir la dieta mediterránea, que no sabemos si será la mejor del mundo, pero es la nuestra, la que tenemos más cerca, a la que debemos nuestra historia y nuestro porvenir.
Castellón, la despensa del Mediterráneo
De la huerta de Benicarló donde germina una de las dos alcachofas con denominación de origen de España a las naranjas de la Plana Alta, y de los campos de avellanos de Benassal en el Alt Maestrat al mar de olivos del Alto Palancia: Castellón huele a rico allá donde estés. Y así es mucho más fácil comer bien y sano. Vente con nosotros a comprobarlo en esta ruta por sus ocho comarcas.
Jamón de Segorbe, queso de Almedíjar y trufa de El Toro en el Alto Palancia
La trufa es uno de los manjares más misteriosos (y caros) de nuestra gastronomía. Como podrás comprobar en el Alto Palancia, al sur de Castellón, los truficultores son los Indiana Jones de los hongos. Cuesta tanto encontrar una que es lógico (más o menos) que alcancen esos precios. Pero un día es un día y no hay mejor lugar que este para degustar (y oler) este desconcertante manjar.
Al norte del Parque Natural de la Sierra Calderona, pásate por Segorbe para disfrutar de la Feria del Jamón y acércate a uno de sus secaderos. Y para rematar el menú del Alto Palancia, queso artesano en Almedíjar y fiesta en la Feria de la Cereza de Caudiel que se celebra a principios de junio.
Arroz, olla de la Plana y coca con tomate en La Plana
Es todo un espectáculo comprobar la cara que se le queda a un fanático del arroz cuando abre la carta de un restaurante de La Plana, una mezcla de arrebato y titubeo. Porque son tantas las formas de preparar el arroz que dominan en esta doble comarca que no sabrás qué decidir: ¿Arroz a banda? ¿Arroz negro? ¿Caldoso? ¿Empedrao? ¿Del senyoret?
Mientras te decides, prueba la olla de la Plana, ya sabes, el sabor de la cocina de siempre, que siempre vuelve: a las alubias blancas se le añade todo lo bueno de la huerta castellonense y ya tenemos la mejor forma de satisfacer un estómago ansioso. Y no nos podemos ir de Castellón sin un clásico entre los clásicos, una oda a la sencillez: la coca con tomate.
Pan y aceite en el Alto Mijares
El Alto Mijares es una de las comarcas menos frecuentadas por el turismo, una razón de más para acercarse a pueblos como Montanejos, Cirat o Zucaina para pasear sin ruido ni flashes por sus campos de olivos y viñedos.
El aceite de oliva es uno de nuestros productos estrella y en torno a la Sierra de Espadán también germinan olivos desde hace siglos, formando parte de la Denominación de Origen Aceite de la Comunitat Valenciana.
Por su parte, desde el año 2003, un pequeño grupo de viticultores consiguieron una protección para los vinos de la tierra de Castellón, que actualmente son reconocidos con una Indicación Geográfica Protegida.
Y para terminar este recorrido por tres de los alimentos esenciales de nuestra dieta, una visita al Museo etnológico del pan de Cortes de Arenoso: porque los españoles somos muy paneros. Solo hace falta darse una vuelta por el mundo para comprobar que por ahí fuera no saben de pan lo mismo que nosotros.
Caracoles de montaña, tombet de les Useres y orelletes con miel en l’Alcalatén
Cada mes de agosto en torno a Alcora, la capital de la comarca, tiene lugar la ruta gastronómica del caragol, uno de los platos estrella de esta tierra y uno de los más llamativos para los recién llegados. Esta ruta gastronómica se completa con la elección de la mejor tapa que toma como base este molusco. ¿Te atreves?
Si prefieres algo más contundente, prueba el tombet de les Useres, un guiso tradicional que tiene como base el cabrito combinado hierbas aromáticas y verdura. Y de postre, orelletes con miel, una tradición de Cuaresma que los más golosos también pueden tomarse fuera de “temporada”.
Suquet de peix y pastissets en el Maestrat
Seguro que habéis echado un poco de menos el aroma del mar en esta ruta. Pues es hora de solucionarlo con un buen plato de una de las estrellas de la cocina mediterránea: el suquet de peix, ese plato que nació, como muchas de las cosas buena de nuestra gastronomía, de la necesidad.
Aquellos pescadores que terminaban de faenar y vender el género también tenían que comer, así que se preparaban un guiso con el pescado que no habían colocado aliñado con lo que cayera en la cazuela.
Y pocos lugares hay en toda la Comunidad Valenciana como el Maestrazgo para degustar este plato tan venerado. Y para terminar con un bocado dulce unos pastissets, esas empanadillas rellenas que son tan típicas de esta comarca.
Y un recapte en El Ports
Y terminamos esta ruta gastronómica por Castellón en Morella, la capital de Els Ports, otra tierra “desconocida” para el turismo masivo donde también saben aprovechar muy bien su tradición gastronómica.
Si te has quedado con ganas de más trufa en tu paso por el Alto Palancia, acércate a las Jornadas Gastronómicas de la Trufa Morella-Els Ports que se celebra entre enero y marzo en varios municipios de la comarca.
Y en la propia Morella, la Feria Ganadera y Agrícola donde puedes aprovechar para todo tipo de manjares procedentes de la matanza del cerdo, como la sopa y las croquetas morellanas, o el recapte, un guiso de garbanzos con tocino y oreja de cerdo que te recordará, una vez más, la suerte que tenemos de vivir con la despensa del Mediterráneo tan a mano.
Únete a la conversación