Del arroz de Calasparra a la gamba roja de Águilas, del café asiático de Cartagena al caldero del Mar Menor, y del zarangollo de Cieza al matrimonio y el caballito, las mejores tapas de la capital: la variedad de manjares y la tradición gastronómica de la Región de Murcia no tiene parangón, pese a que, probablemente, no se ha “vendido” tan bien como otros enclaves de nuestro país.
Así que es hora de reivindicar esta tierra que desde tiempo inmemorial se convirtió en una de las despensas de Europa hasta que en pleno siglo XXI se ha establecido también como una referencia en agricultura ecológica.
A bocados en Región de Murcia, la huerta de Europa
Una de cada cinco verduras y hortalizas exportadas por España es cultivada en la Región de Murcia que es la tercera comunidad autónoma con mayor producción de fruta y verduras con sus casi 25.000 explotaciones agrarias que trabajan más de 350.000 hectáreas de cultivo.
Teniendo en cuenta estos datos no puede extrañar que esta región sea conocida como la huerta de Europa con la mejor materia primera de España, especialmente si hablamos de frutas y verduras, con cada vez mayor peso de la agricultura ecológica ya superando las 100.000 hectáreas sometidas a control según el CAERM (Consejo de Agricultura Ecológica de la Región de Murcia).
Vino, queso y pera en el nordeste murciano
Un buen trago de vino para calentar motores en el norte de Murcia donde se encuentran dos de las tres denominaciones de origen de la región: la célebre Jumilla y la menos conocida de Yecla, localidad en la que arranca nuestra odisea gastronómica murciana: la uva Monastrell yeclana es uno de los tesoros de la enología española.
Para maridar este vino, un primer pedazo de queso, que también tiene su propia denominación de origen: durante siglos los pastores de la región elaboraron de forma artesanal quesos con leche de cabra de la raza murciana-granadina. Además del fresco y el curado, atención al queso de Murcia al vino cuya corteza está lavada doblemente con vino de la región.
Y como testimonio del prestigio del cultivo de frutas en la Región de Murcia, una pera que también tiene denominación de origen, la pera de Jumilla que se empezó a cultivar hace más de 400 años en la zona, hasta que en la década de los 50 del pasado siglo se desarrolló la pera Ercolini: Jumilla es la mayor productora de esta fruta en Europa suponiendo casi el 50% de la producción en España.
Arroz, cordero y zarangollo en el centro y noroeste murciano
Llegamos a Cieza para dar buena cuenta del zarangollo, uno de los platos más típicos de la huerta murciana cuyo origen y patente sigue siendo discutida: un revuelto de huevo y verdura al que se le añade en Cieza calabaza dulce y pimientos secos.
No podemos dejar Cieza sin dar buena cuenta de otra fruta típica de esta tierra, el melocotón que ha logrado una Indicación Geográfica Protegida, incluyendo dos variedades, Romea y Baby Gold 6: hasta 10.000 personas viven en esta localidad del cultivo del melocotón.
En la vecina Calasparra degustamos su arroz, uno de los tres únicos arroces con denominación de origen en España junto al del delta del Ebro y el de Valencia. El cultivo de este cereal se remonta al siglo XIV y actualmente destacan las variedades Balilla x Sollana y Bomba, uno de los productos gastronómicos murcianos más venerados a nivel internacional.
Por el noroeste de Región de Murcia verás como pastan las ovejas que forman parte de la IGP Cordero Segureño junto a Granada, Jaén, Albacete y Almería, en torno a la cuenca del río Segura. Caravaca de la Cuz o Cehegín son dos de las mejores localidades de la región para probar el cordero asado murciano, maridado con vino de Bullas, la tercera denominación de origen vinícola de la Región.
Chato murciano, paparajotes y gamba roja entre Lorca y Águilas
Tras cruzar Sierra Espuña y recordar en Alhama que aquí también tenemos un excelente aceite de oliva y un pimentón denominación de origen, nos vamos a Lorca para probar la longaniza imperial de aspecto parecido al fuet. Y es que, aunque esta región destaque especialmente por su huerta, tampoco falta la ganadería, tanto ovina y caprina, como ya hemos visto, como porcina.
De hecho, aquí tienen su propia raza porcina, el chato murciano cuyo nombre deriva de su cara acortada. Durante siglos, esta raza fue fundamental para las familias hortelanas de la zona como reserva de grasa y proteína, especialmente en invierno.
Y ya va siendo hora de tomar un postre murciano, ¿verdad? El paparajote es uno de los más celebrados: una hoja de limonero rebozada en una masa de harina, huevo, leche y raspadura de limón que posteriormente se fríe y se espolvorea con canela y azúcar.
Y también va siendo hora de Mediterráneo tras recorrer buena parte del interior de la región. En Águilas recordamos la tradición milenaria de salazones de Costa Cálida que actualmente se traduce en los pescados a la sal: en una bandeja recubierta de sal gorda se entierra el pescado, generalmente lubina o dorada… y al horno.
Sabemos que hay más gamba roja en las costas españolas, pero la de Águilas también es top. Pásate por las Jornadas Gastronómicas de la Gamba Roja de Águilas que se celebra cada mes de abril y ponte las botas con este manjar preparado de todas las maneras posibles.
Caldero, melón y café asiático entre Cartagena y Mar Menor
Cartagena tiene su idiosincrasia particular en el universo gastronómico de Región de Murcia empezando por el final… por el café asiático con el que terminar un buen menú: café con leche condensada y brandy, acompañado con canela, corteza de limón, granos de café y unas gotitas de Licor 43, mítico licor español de origen cartagenero. Cuentan que fueron los filipinos los que lo introdujeron en la ciudad a través de su importante puerto mercante.
Tampoco nos podemos olvidar de la marinera, una de las tapas más conocidas de la región, una ensaladilla rusa servida sobre una rosca de pan alargado y crujiente coronada por una anchoa en salmuera: también se sirve sin anchoa, pero entonces se denomina bicicleta. Y si lleva un boquerón en vez de anchoa es marinero.
Y los michirones, otra tapa típica de esta tierra, habas secas cocinadas con pimentón, panceta, hueso de jamón, chorizo y un toque picante, servidas muy calientes en cazuelita de barro: el reverso invernal de la marinera.
Y si quieres rematar con otro postre, pan de calatrava que nos recuerda que la influencia musulmana también es clave en la configuración de la gastronomía de la Región de Murcia: flan, caramelo y pan del día anterior o magdalenas.
Tras hace parada en Torre Pacheco donde probar el melón con IGP de esta localidad volvemos a recordar que Región de Murcia es la huerta de Europa: esta tierra produce el 50% de los melones que exporta el resto del país, buena parte de los mismos cultivados en el Campo de Cartagena.
Y finalizamos esta penúltima etapa en Mar Menor donde tomar un caldero, arroz cocinado en un caldo hecho con pescado de roca y ñoras: su denominación procede de aquellos primeros pescadores que cocinaban en estos recipientes los pescados que no vendían en el mercado.
De tapas por Murcia
Y terminamos esta suculenta-no-lo-siguiente ruta gastronómica por Región de Murcia en la capital donde, por supuesto, se pueden tomar todos los productos y platos que hemos probado hasta ahora.
Pero lo más popular en la capital es el tapeo. Aquí no existe una calle o barrio típico como en otras ciudades: toda la capital es una “área de tapeo”, desde los alrededores de la Catedral a la Plaza de Santo Domingo, de la Plaza de las Flores a Santa Eulalia y Alfonso X El Sabio, sin olvidarnos del famoso Mercado de Correos en la Plaza de Ceballos.
Y entre las tapas que podemos degustar, los caballitos, las gambas revestidas de un abrigo crujiente de buñuelo, el pastel de carne elaborado con hojaldre y relleno de ternera, huevo, chorizo y especias, también de influencia árabe, los caracoles chupaeros, fritos con tomate, pimentón y almendra y la ensalada murciana con todos los tesoros que nos ofrecen la mar y la huerta murciana que, como hemos visto, son muchos.
Y como guinda a este viaje por los mil y un sabores de la Región de Murcia, una (gastronómica) historia de amor marítimo: el matrimonio, la tapa que surge por el flechazo entre una anchoa en salmuera y un boquerón en vinagre. Regada por una caña de Estrella de Levante, por supuesto.
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